Límites del crecimiento poblacional humano.

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Falco Manuel García González .

Resumen.
Se plantea el problema del crecimiento poblacional humano en aras de encontrar un límite
de crecimiento de la humanidad. Se hace una breve semblanza de algunos teóricos que
plantean importantes teorías demográficas como Robert Malthus y Paul Ehrlich, así como
otras las ideas que han intentado poner una solución a la escasez de alimentos a nivel
global tales como la primera y la segunda revolución verde y cuáles han sido sus
principales errores. Se concluye que el problema del crecimiento de las poblaciones
humanas no es limitado exclusivamente por la capacidad de carga del planeta para producir
alimentos, sino por la desigualdad en la manera de distribuir los mismos. Se plantean
nuevos puntos de interés para ahondar sobre el tema.

Palabras Clave: Malthus, catástrofe, Revolución verde, distribución de alimentos.

Introducción.
La sobrepoblación del planeta, la escasez de alimentos a nivel mundial, la acumulación de
riquezas en manos de unos cuantos y la falta de insumos indispensables para la mayoría de
los habitantes del mundo, son cuestiones que plantean indudablemente una crisis de
magnitudes enormes. En el Siglo XVII Robert Malthus plantea en su libro “Primer ensayo
sobre la población”, que el crecimiento de las poblaciones humanas podría ser un problema con base en la cantidad de alimentos disponibles y la capacidad de los humanos para producir cantidades suficientes para todos. Sus ideas controversiales durante de años aun son persistentes, solo que los limites que el estableció han quedado rebasados por los distintos modos de producción de los que se ha valido la humanidad. Pensadores contemporáneos como P. Ehrlich han tratado de actualizar el modelo Malthusiano buscando un nuevo límite de crecimiento demográfico humano sin tener éxito.

Por otro lado, las nuevas agro tecnologías han rebasado lo limites de crecimiento mucho
más allá de lo imaginable por Malthus, sin embargo, éstas han llegado a un límite y por
tanto están en búsqueda de nuevas alternativas de producción.
En la actualidad se produce una cantidad de alimentos creciente y sin precedentes, sin
embargo, problemas como la escasez, la hambruna y la mala distribución persisten y hacen
que una correcta alimentación global diste mucho de ser una realidad, razón que coloca a la
llamada catástrofe Malthusiana como un problema muy actual pero con enfoques muy
distintivos de nuestro sistema de organización social.
Mediante la revisión teórica de algunas ideas sobre los límites del crecimiento de las
poblaciones humanas, se intenta hacer un aporte acerca de las magnitudes reales de la
situación alimenticia mundial en el contexto actual y contrastarla con las clásicas
aportaciones de Malthus.

Límites del crecimiento poblacional humano.
Cuando en 1789 fue publicado el Primer Ensayo sobre la Población, Thomas Robert
Malthus, el autor, lo presentó a la opinión pública, más que como un polémico punto de
partida a para varias discusiones sobre catastrofismo humano, como una epístola en prosa,
producto de discusiones con algunos colegas y amigos acerca de cómo es que el
crecimiento de la población humana tiene un límite establecido por la finitud de la
producción de los insumos necesarios para su manutención con base en la capacidad de
carga de las tierras cultivables.
En ese año, ni Malthus, ni sus instigadores ni el viejo escritorio de la casa de campo de su
padre que lo vio escribir con desaforada creatividad y empeño aquel ensayo de tan solo 80
cuartillas, hubiesen imaginado que ese texto seria el motivo de vida de Robert, que
dedicaría cada esfuerzo a comprobar lo que ahí decía y que con argumentos sólidos, pasaría
a la posteridad como el autor del ahora conocido “Modelo Malthusiano” o el padre del
“catastrofismo demográfico” por sus detractores y críticos.
En términos generales, este autor plantea que las poblaciones humanas en ausencia de
factores limitantes para su desarrollo como son hambrunas, guerras, enfermedades ó
espacio, potencialmente pueden crecer de manera cuadrática, mientras que los insumos
necesarios para su bienestar como los alimentos, solo pueden crecer de manera aritmética,
razón que inequívocamente llevaría a la humanidad a una catástrofe humanitaria (Malthus
1789).
Por tal motivo, este autor plantea la idea de que hambrunas, pestes, guerras y
enfermedades son necesarias para contener un número sostenible de pobladores de la tierra.

Asimismo, propone la mesura en la reproducción humana como un método preventivo para
el colapso que auguraba a todos los pobladores del planeta.
Algo muy rescatable de este autor es la idea de que la producción agroalimentaria de la
tierra es finita. Antes que él nadie había pensado que la tierra cultivable en el planeta tiene
un límite.
La contrastante realidad.
En los años posteriores a la publicación de Malthus, la mecanización y enajenación de la
mano de obra y el cambio de modos de producción, característicos del entonces incipiente
capitalismo Inglés, derribaron los pronósticos fatalistas de este autor con un consiguiente
aumento de insumos alimenticios, producto de los nuevos y mejorados sistemas de
producción agrícola, prolongando el crecimiento poblacional, no solo en Inglaterra, sino en
el resto del mundo, sin embargo, el modelo Malthusiano persistió.
Estas ideas fueron un gran impulso a las ideas de Charles Darwin acerca de la
sobrevivencia del más apto, puesto que proponen que ciertas personas son más capaces de
sobrellevar crisis y prosperar con más éxito que otras y en su época causaron gran revuelo
en los círculos intelectuales.
Una de las críticas más certeras al Malthusianismo, es la de Karl Marx, quien argumentaba
que el problema no es la escasez de alimentos, sino la distribución de los mismos bajo un
sistema político de explotación del hombre por el hombre, aduciendo que el problema real
es la propiedad privada de los medios de producción.

Sin duda uno de los errores más notables en la teoría Maltusiana fue su falta de
comprensión de las dimensiones reales de la población humana, no en proyecciones futuras,
sino en su propio contexto. Es por tanto, que la enorme cantidad de mano de obra a nivel
mundial potencialmente aprovechable a mediados del Siglo XIX, la vastedad de los
territorios cultivables disponibles y los que aun estaban por descubrirse y la misma
capacidad humana para hacer cultivables los territorios más agrestes y casi inaccesibles en
aras del “progreso”, eran factores que por sí mismos hubiesen cuestionado en ese momento
las teorías catastrofistas de este autor.
Es notable que casi medio siglo después de la publicación del “Primer ensayo sobre la
población”, en el mismo sitio de origen, Gran Bretaña, estaba siendo enterrada la época
Victoriana y surgía con feroces bríos el no tan incipiente Capitalismo con uno de sus
bastiones mas simbólicos, la “Revolución Industrial”, un modo de producción que vino a
desterrar casi por completo las ideas de Malthus sobre la escasez en la producción de
alimentos a nivel mundial.
Este nuevo modo de producción, tuvo un sustento teórico en diversos pensadores,
impulsores del incipiente liberalismo económico como lo fue David Ricardo, colega y
amigo personal de Malthus. También fue impulsado por los avances tecnológicos en las
maquinas de vapor por James Watt y fue apoyado por la ambición sin medida de la
naciente Burguesía capitalista, clase socio política que cobraba cada vez una mayor
importancia frente a las decisiones mercantilistas relegando las opiniones del clero y el
feudo, valiéndose de su posición de dueños de los medios de producción en aumento. Al
mismo tiempo, Gran Bretaña contaba ya con una enorme expansión colonial producto de
sus antiguas incursiones en el mudo occidental.

Este nuevo sistema de producción no solo tecnificó las artesanales formas de producir
mercancías, sino que revoluciono la forma en las que los alimentos debían ser producidos,
elaborados y distribuidos.
Se pasó de cultivo tradicional de los granos básicos, hortalizas y huertos de escala familiar
(tal y como lo contemplaba Malthus), a la enajenación total de las tierras para la imposición
de monocultivos.
Del tratamiento unifamiliar de las cosechas para la manufactura de productos alimenticios
se pasó a la cosecha y manufactura industrial.
Los sistemas de control poblacional.
Un punto muy interesante del que habla Malthus es el crecimiento de la hambruna y pestes
como consecuencia de la sobrepoblación y por supuesto como un sistema natural para
evitar el caos. Me atrevo a asegurar que en aquel momento histórico, la sobrepoblación de
la que Malthus hablaba aun no se hacía presente. Si bien los cúmulos poblaciones habían
crecido y se habían aglomerado en las grandes urbes, aun era distante un crecimiento de
magnitudes catastróficas.
Entre finales del Siglo XIX y principios de siglo XX el desarrollo científico en el campo
medico da la penúltima estocada al fatalismo Maltusiano. El perfeccionamiento de las
técnicas de vacunación iniciadas por Jener previenen la muerte de millones de personas, los
avances tecnológicos y biomédicos de Pasteur ayudan a curar ciertas enfermedades,
mejorara cultivos, combatir plagas y agrandar su ego personal, el entendimiento de las
diminutas criaturas observadas por Leeuwenhoek inician una nueva era de profilaxis. Los
aportes de Paul Ehrlich en cuanto a citología ayudan a comprender y tratar muchas
enfermedades y en conjunto, esto ayuda a que las tasas de mortandad humana se reduzcan
vertiginosamente. (Kruif 1953)
Si bien es cierto que estos grandes avances científicos en un principio solo estuvieron al
alcance de las clases pudientes, una hibridación entre las ideas socialistas y la eficacia de
producción industrial mediante la prevención de enfermedades en los centros de labor dan
como resultado un incipiente pero eficaz sistema de salud pública basado en la divulgación
de medidas preventivas de enfermedades principalmente en los grandes centros urbanos
que es donde se concentraban y se concentran aun en la actualidad los más grandes
aglomerados poblacionales.
Retomando a Malthus.
Las razones anteriores pudieran hacer pensar que Malthus carecía de visión y que sus ideas
solo sirvieron de sustento a la teoría evolucionista de Darwin y en todo caso, junto con
muchas otras ideas justificaron el holocausto de cientos de judíos en Europa. Sin embargo,
en el año de 1968 el economista y demógrafo estadounidense Paul Ehrlich, en su libro “The
Population Bomb” (titulo típicamente estadounidense), retoma en esencia las ideas de
Malthus y prevé un nuevo colapso poblacional de carácter mundial.
Tanto Malthus como Ehrlich eran inicialmente economistas y mientras Malthus dedica
gran parte de su vida a sustentar su teoría inicial con casos y números, Ehrlich intenta
justificar lo que asevera con un modelo de interés monetario (muy común entre banqueros),
aplicado a poblaciones, el cual no permite desarrollar una enorme cantidad de variables
comunes a las poblaciones humanas. Somos seres vivos, no solo piezas de intercambio
comercial (Ehrlich 1968).
Ehrlich al igual que Malthus menciona que un factor determinante en el colapso de las
poblaciones humanas podría ser la falta de mesura en la reproducción, pero Ehrlich ve en
los anticonceptivos y la educación sexual a nivel masivo una posible solución.
En contraste se sabe que en este momento, el 98% del crecimiento poblacional ocurre en el
mundo desarrollado y no entre los que menos educación poseen (Swerdlow 1998).
Además, Ehrlich considero de que los recursos del planeta no podrían sostener a una
población igual o mayor a los 3 mil millones de habitantes; hoy, esa cifra ha quedado
mucho más que rebasada.
Lucha contra la falta de alimentos.
En el año de 1943 en la India murieron cerca de cuatro millones de personas en un hecho
histórico recordado como la hambruna de Bengala. ¿A caso Malthus tenía razón?
Para sobrellevar este hecho, la India tuvo que importar cientos de toneladas de víveres
durante los siguientes años.
A mediados de los años setenta, un biogenetista estadounidense, Norman Borlaug y su
equipo, implementaron semillas de trigo mejorado en la India. Los años subsecuentes
fueron una maravilla, la producción aumentó, hubo grandes excedentes.
Los hindúes se maravillaron, otorgaron todo tipo de facilidades para estos nuevos cultivos,
crearon canales de irrigación, hicieron muchos pozos de extracción, acabaron con cientos
de hectáreas de selvas para transformarlas en campos de cultivo, llenaron sus sembradíos de
herbicidas, pesticidas y fertilizantes, se intensificó el monocultivo, se abandonaron las
practicas ancestrales de siembra y Norman Borlaug obtuvo el premio Nobel de la Paz en
1970. (Bourne 2009)
Este hecho fue nominado como “La Revolución Verde”, con lo cual se pronosticaba una
nueva época de bonanza y abasto para toda la humanidad, desterrando la hambruna de
todas las poblaciones humanas para siempre. (Shiva 1991)
Los milagros efímeros.
En la actualidad Punjab, punto de partida de la revolución verde, algunas regiones de
México y muchos países del mundo que sirvieron como proyectos experimentales están
resintiendo un verdadero colapso ecológico por aquellos efímeros años de bonanza.
El común denominador es el empobrecimiento de la tierra. Los campos de cultivo no
soportan más agroquímicos, los nuevos cultivos ya no son capaces de absorber nutrientes,
los pozos se han contaminado o secado en el mejor de los casos. Los cuerpos de agua
superficial han resentido el deterioro natural, los habitantes de estas poblaciones padecen
enfermedades graves como cáncer o hidrocefalia neonatal por la constante exposición a los
productos agrícolas. (Shiva 1991)
Las verdaderas ganancias son para los dueños de las patentes de semillas y agroquímicos,
que por cierto, no son públicas, los transportistas intermediarios que especulan con los
precios de las cosechas y al campesino solo le queda algo así como un dólar por día para
cubrir todas sus necesidades. Aunado a esto, por lo menos en el caso de México, los
campesinos están en el desamparo social sin poder pagar medicamentos y
hospitalizaciones derivadas de su constante exposición a productos agrícolas cancerígenos
ya que como peones no cuentan con derecho a la seguridad social y el seguro popular
solo ampara aspirinas en caso de gripe porcina y no más.
¿Dónde están los alimentos?
Entre 2005 y 2008 el precio de los granos básicos como el trigo y maíz se triplicaron y el
del arroz se quintuplicó. Paradójicamente en este periodo se registraron los máximos
mundiales de producción en estos granos. (Bourne 2009)
En la actualidad se plantea que para abastecer las necesidades alimentarias mundiales es
necesario no solo fertilizar los cultivos y mantenerlos con herbicidas y pesticidas, sino
mejorarlos genéticamente para poder disminuir el impacto hacia el medio ambiente, reducir
costos y aumentar la producción.
La lucha por mejorar genéticamente nuestros alimentos es conocida como la “Segunda
revolución verde”. (Shiva 1991)
En los sistemas agrícolas intensivos actuales la tendencia de crecimiento y cultivo es
vertical, sea por la falta de espacio o por la economía que representa el cultivo en áreas
reducidas, en todo caso se obtienen cosechas inimaginables.
Existen subsidios gubernamentales para la implementación de sistemas de cultivo intensivo
los cuales favorecen caciques, especuladores y transnacionales quienes con ayuda de
maquinas desplazan al campesino con su azadón.
Los alimentos genéticamente y los sistemas de producción agrícola intensiva parecieran ser
una alternativa loable a la falta de alimentos en los países del tercer mundo, las cosechas
que se obtienen con ellos son hasta hace poco inimaginables, sin embargo, éstas tecnologías
son muy costosas y solo están al alcance de algunos cuantos macro productores.

Conclusión.
Existe una gran cantidad de alimentos en el mundo y existe la capacidad de cultivar aun
más. La “segunda revolución verde” está logrando que los alimentos pasen de ser
producidos de manera aritmética a una forma casi cuadrática, aumentando las cosechas por
año y la productividad de las especies comestibles.
Si bien la capacidad de carga de nuestro planeta tiene un límite, aun tenemos mucho por
experimentar antes de un colapso.
Por otra parte, las nuevas tecnologías reproductivas aunadas a los sistemas de salud pública
han hecho que la capacidad reproductiva del ser humano pueda pasar de ser cuadrática
como lo describía Malthus, a ser exponencial, si tomamos en cuenta la reproducción in
vitro, la fertilización artificial, la disminución de la mortandad infantil y por consiguiente
las posibilidades de éxito en el crecimiento y desarrollo de nuevos humanos.
Desafortunadamente, las redes de abasto de alimentos son muy deficientes, los precios
reales de los granos básicos distan mucho de los precios ofertados en el mercado y el
control de la macroeconomía mundial está en manos de unas cuantas transnacionales
dueñas de las patentes de estos modos de producción. La especulación de los precios de los
productos básicos hace que día con día mueran de hambre miles de personas que pudieran
ser alimentadas con los productos que son desechados en aras de mantener los precios altos
de los alimenticios para beneficio de los grandes intereses comerciales. Los sistemas de
salud han hecho que la longevidad de los humano aumente cada día más, sin embargo, esto
solo está al alcance de unos cuantos.
De seguir esta tendencia, la catástrofe Malthusiana no solo afectará a las poblaciones
humanas, sino que nos estaremos enfrentando a un colapso ecológico de magnitudes
planetarias, difícil de revertir con “mesura en la procreación”.
En “Feeding the planet” T.R. Reid concluye al igual que Marx hace un siglo y medio que el
verdadero problema no es nuestra capacidad de producir alimentos sino la manera de
distribuirlos equitativamente.
No todo está perdido, es necesario voltear la vista a modelos poblacionales más humanos,
realistas y sustentables, no todo es comercio en bruto y explotación de los países
subdesarrollados; el modelo cubano implementa un sistema de salud de cobertura universal
real, sin restricciones de ningún tipo, además sus alimentos son producto de la participación
colectiva de todos sus pobladores; el modelo Chino es asombroso al poder proveer de
alimentos a una población superior a los mil millones de habitantes, aun y con sus
controversiales métodos de control demográfico, adecuados a sus circunstancias sociales y
económicas; el modelo Israelí plantea una producción agrícola bajo las condiciones
ecológicas más adversas basado en el trabajo colectivo y en conjunto, todas estas
alternativas que han demostrado ser muy funcionales, deben ser retomadas en serio,
haciendo a un lado la monopolización de los alimentos por parte de los países imperialista

Bibliografía citada:
 Bourne, J. 2009 El fin de la abundancia. National Geographic en Español. Junio
2009. pp. 30-59.
 Ehrlich,.Paul R. 1968 The Population Bomb U.S.A.
 Kruif, Paul. 1953. Microbe Hunters. HPL, Canadá.
 Malthus, Thomas Robert. 1789 Ensayo sobre el Principio de la Población. Fondo
de Cultura Económica. México 1999.
 Reid, T. 1998 «Feeding the Planet.» National Geographic, October 1998, pp. 57-74.
 Shiva, V. 1991 The violence of the Green Revolution. Third World Agriculture,
Ecology and Politics, Zed Books, Londres 1991.
 Swerdlow, J.1998 Population, National Geographic, October 1998, 7-33

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